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El Cebreiro (I)

jueves, 16 de enero de 2014
El Cebreiro (I) Extensa comarca luguesa enclavada entre las elevaciones de Os Ancares, O Capeloso y O Courel, entre otras. Los límites naturales vienen impuestos por las montañas de su nombre, que incluyen en sí al propio término de Pedrafita, centro comercial y más vital de la zona. La altitud media de la comarca alcanza los 1.000 metros y las elevaciones principales se registran en los montes Chao da Poza (1.402 m); Pozo de Area (1.394); Barrecedo y Petoutín, de 1.200 m, respectivamente; Serra do Piornal; Chao da Serra, entre otros enclaves de mayor altitud. El río Navia, que nace en esta serranía cebreirega, es el de mayor entidad de la comarca, si bien no llega a alcanzar en ésta su desarrollo; cabe mencionar los arroyos de Bel, Mazo, Vao, Lamuzáis, Pradelo y Espiño, todos de poca entidad. La zona se halla comunicada por la Autovía Madrid A Coruña y por varias carreteras locales. A Serra do Cebreiro y lo mismo A Serra do Rañadoiro dividen aguas vertientes entre el Océano Atlántico y Mar Cantábrico.
El milenario poblado figura con diversos nombres según las fechas y lenguas, así actualmente es O Cebreiro, en la mayor parte de los documentos en castellano de los siglos XIX y XX figura El Cebrero, mientras que en 1753 el famoso Catastro de Ensenada lo cita con el nombre Zebrero, en otros documentos mas tempranos es monte Zebeio, Zebruaril, Zeberrium, Fabrayr, en el Codex Calixtinus se llama Zeberrium, el árabe Idrisi le da el nombre Fubruerii. En la obra del Padre Flores, España Sagrada, tomo XL página 35 lo cita con el nombre de Zebrarium concretamente al referirse a los límites de los doce condados lucenses dice acerca del cuarto condado: “...Quartus Comitatus Sarrienesis dicitur, levat se in Penam majoren, & pergit ad Panda, & venit ad montem Neiromem, & ide ad Zebrarium montem, & deducitur ad Paturnello, & inde ad Petram Caballar, vaditque ad Bumbe fontem, descenditque per flumen illud, & ita divisio est perr Portem de Villafranca, & quidquid es versus valla Cerceris totum est Lucensis Ecclesiae usquequo intrat in Sile & venit ad Aquilare Penam, ascenditque ad illas Lastras, & ide ad Caprilias procedens, es inde ad Genetosum montem, & concluidens Cairoga finitur...”. El Diccionario francés de Historia y Geografía Eclesiástica, hace una breve reseña de Cluny, como corresponde a este tipo de publicaciones. Menciona las grandes hospederías que Cluny tenía en el Camino de Santiago: Frómista, Sahagún Astorga, Villafranca del Bierzo y “Sur la cime la plus abrupte du chemin français, s´elevait lo monastere Hotellerie de Zebrero, donné par Alphonse VI à S. Geraud d´Orlenas”.
A falta de datos arqueológicos que así lo confirmen, es de suponer que el poblado prerromano no sea más que un castro evolucionado, al semejante lugar de Piornedo en Cervantes y se cree con bastante certeza que durante la romanización por aquí fue realizada una vía, quizás secundaria, que partiendo de la Vía XIX o de Antonino, que ahora los estudiosos sitúan entrando en Galicia por tierras de Cervantes, mientras que hace unos años, la situaban siguiendo el cauce del río Navia, llamado por la zona de Pedrafita Connavia, con el Navia. Esta vía pasaría por O Cebreiro, Liñares, Hospital da Condesa, Padornelo, Alto do Lago, Casa de Chancia, As Cruces, Albela, Furco da Meda, Puente de Carracedo en Láncara, O Corgo y Lugo ciudad. Por los aportes documentales de instrumentos de escribanos que al describir propiedades e incluso el deslinde recogido en el libro de fábrica de la iglesia de San Juan de Fonfría, se llama Antigua o Camino de los Romanos. Con el hallazgo de la tumba del Apóstol Santiago, la edificación del primitivo templo compostelano y las primeras peregrinaciones, surgen nuevos caminos, son hechos y dotados hospitales y mesones; ejemplo el Hospital de Santa Catalina en el cercano pueblo de Fonfría y en el mismo lugar el Mesón Real, edificio que se conservó hasta la década de los años 80 (1980), y terminó siendo el pajar de la Casa das Cadeas, cuando en realidad la obra que tuvo cadenas en su fachada principal, por ser de protección real era el mesón, del que no queda resto alguno, dado que fue derivado y en el solar construida una vivienda familiar.
Desde muy antiguo se cita el Convento Hospital de O Cebreiro, por ejemplo del Padre Yepes sitúa su construcción en el año 836. Hipólito de Sá y Bravo, se refiere a que López Ferreiro, en el tomo II de la Historia de la iglesia de Santiago trae una donación de Alfonso II al presbítero Sisnando, administrador en el año 874 de la Sede Iriense y en ella se mencionan las iglesias y monasterios restaurados por el monje de Liébana, después obispo iriense, pero nada se dice de la iglesia y monasterio del Cebreiro, detallados en el privilegio del año 883, lo que nos hace suponer que la restauración de la iglesia y del monasterio del Cebreiro, fue anterior al año 883 y posterior al 874. Si embargo, en la primera mitad del siglo IX ya estaba fundado el cenobio. Pues en él había vivido Sisnando antes del 869, año en que ya figura como administrador de la diócesis de Iria.
No obstante no es hasta los pontificados de Urbano II (1088-1099) y Inocencio III (1160-1216) cuando comienza a tener importancia y también la existencia de los primeros aportes documentales que del mismo se conservan. El monasterio de Santa María la Real do Cebreiro perteneció a la orden benedictina y dependió de la Abadía de San Giraldo de Orleáns, a la que fue anexionado por Alfonso VI, quien se percató claramente de la conveniencia de conservar y proteger la hospedería existente y de poner al frente de ella monjes franceses en atención al gran contingente de peregrinos de tal nacionalidad. La vida y la historia local de esta antigua villa, tal y como figura en los documentos de los siglos XVII y XVIII que he podido consultar, gira entorno a dos puntos; primero orientada através de los monjes y priores de Aurillac y Cluny y a partir de 1486, através de San Benito el Real de Valladolid; durante la edad Media, tanto la Alta Edad Media y También la Baja Edad Media, no fueron pocos los reyes y príncipes que a lo largo de su vida no hayan realizado alguna donación, confirmado algún privilegio o simplemente dado una limosna para ayudar y proteger a los peregrinos y monjes. Unos que iban de paso y los otros que los atendían en esta áspera serranía. La reina doña Urraca lo hace con una carta de donación y privilegio, otorgada en 1118, dando al priorato la villa de Pereje y sus términos, lo que posteriormente daría origen a un largo y costoso pleito entre el Prior del Hospital de Cebreiro y el Abad de Santa María de Cluny de Villafranca.
También el rey Fernando II, junto con doña Urraca Alonso, entonces infanta de Portugal, dan al hospital del Cebreiro el lugar de Zanfoga (Canfoga en los documentos antiguos) y Pereje, además de confirmar todo lo de su padre el Emperador Alfonso VII había hecho en beneficio del hospital monasterio; don Alfonso IX, viviendo aún su padre Fernando II, otorga un interesante privilegio, que en lo sustancial dice: “...con todas las heredades, casas y molinos, y a Pereje, las casas y heredades que tienen en Villafranca, el coto de Santa María de Bercianos y Zanfoga y el río Curel, ordena que las bestias sean libres de pecho porque llevan el sustento para los pobres...”.
En éste mismo año de 1186, el rey don Fernando da su conformidad a otro privilegio dado por su padre Alfonso VII, protegiendo bajo su amparo el monasterio hospital con sus bienes, muebles, derechos, acciones y raíces, entre los que están los cotos de Zanfoga, parroquia también llamada Canfoga o Centumfoca, la feligresía de Pereje, con las casas y propiedades y dominios del priorato que éste tenía en las villas de Villafranca y del Bierzo; además quedaban libres de impuestos de transito todas las caballerías dependientes del priorato. La anterior concesión se vuelve a renovar en la Puebla de Triacastela en 1231.
El padre Yepes, dio mucha importancia aun privilegio, entonces, existente en el Archivo Histórico Nacional -creo que ahora desaparecido-. En él mismo según recogió don Luis Vázquez de Parga, en su obra Las Peregrinaciones a Santiago de Compostela, (a. 1948), anota que él documento que databa del año 1186, en lo principal decía:“...Concedo et confirmo hospitali montis Zebruarii donationes quas pater meus imperator, pro auunsque meus Rex Adephonsus, ipsi praedicto hospitali et Fratribus ibidem sub Regula Beati Geraldi de gentibus, diuina inspiratione, in perpetuum, sunt largitae...”
El monarca don Fernando II, expide su último privilegio al Cebreiro en 1187, en compañía de su hijo el infante Alfonso IX, que según Elías Valiña nos dice: “conceden y confirman al Hospital del Cebreiro las donaciones y confirmaciones de su padre el Emperador (Alfonso VII) y su abuelo el rey don Alonso (Alfonso VI) concedieron al dicho Hospital, a los monjes que vivían bajo la regla de S. Gerardo (Guiraldo), además de esto, todas las donaciones que Fernando, obispo de Astorga, de mandato del Sumo Pontífice, concedió para la iglesia de Villafranca. Fechada en Villafranca, 4 de febrero de 1187”.
Los montes de Connavía, son donados al Cebreiro en 1189 por el rey Alfonso IX, ello, conjuntamente con todos los lugares de su coto y feligresía, donde eran incluidas tanto las antiguas divisiones y las nuevas. En 25 de julio de 1352, el rey Pedro I confirma en la ciudad de Valladolid los privilegios otorgados por sus antepasados Fernando II y Alfonso IX; también el rey Enrique II, estando de paso por éstas tierras concede en Triacastela el 13 de julio de 1369 el privilegio y merced al Prior del Hospital Monasterio del Cebreiro, en los términos siguientes: “...tenemos por bien que todos los vezinos y moradores que agora moran o moraren de aquí adelante en el coto del Cebreiro, e en Perex, que es en el Valcarcel, que no pechen de aquí adelante ni pechos algunos, que nombre ayan de pechos en qualquier manera...”. Posteriormente el mismo monarca estando en Toro el 6 de octubre de 1373, da su visto bueno a una amplia confirmación que el Prior del Cebreiro le había pedido, ello, originó un pleito con el señor de Torés don Pedro Fernández Bolaño, que a pesar de haberle sido prohibo por el rey continuaba cobrando tributos a los vasallos del mencionado Hospital, lo que llevó otra vez al Prior a recurrir al amparo real recibiendo don Pedro Fernández de Bolaño, vasallo que era del Conde don Pedro, una buena reprimenda para que cesara con dichos cobros y actuaciones.
El monarca Juan I, en las Cortes de Burgos, celebradas durante el año 1379 vuelve a confirmar éste mismo privilegio y los anteriores que habían sido concedidos por sus antecesores. No obstante tanto don Pedro Fernández Bolaño y don García Rodríguez de Valcarce continúan hostigando a los vasallos de la Casa del Cebreiro, siendo nuevamente necesaria la intervención del monarca; lo que hace mediante una carta fechada en Medina del Campo el 18 de febrero de 1381, instándoles a que dejen de molestar al monasterio, hospital, prior y monjes del Cebreiro y coto de Pereje, además, que paguen los daños que les habían causado.
Durante el año 1391 el Condestable don Pedro Guerra, conde de Trastámara, Lemos, Viana, señor de Monforte y Paredes de Nava, da al Monasterio Hospital y a su comunidad la feligresía de San Estebán de Liñares, con derecho de presentación de curato, ello, con la obligación de decir una misa diaria; dicha donación fue empleada en 1639 contra el señor de Veiga de Forcas don Gonzalo de Armesto y Ron al intentar impedirle el Prior y los monjes del Cebreiro que construyera a su costa la actual iglesia parroquial de Veiga de Forcas, pretensión que no llegó a prosperar.
Andando el año 1393, el rey Enrique III confirma en Madrid el 11 de diciembre las franquezas y exenciones del coto del Cebreiro que él con anterioridad había donado o confirmado.
Es 1398 cuando se da al Prior y monjes del Cebreiro la mitad sin cura de las iglesias de Zanfoga y San Estebán de Liñares, cuya carta de donación comienza diciendo: “...Sepan quantos esta carta bieren como nos Don Lopo por la gracia de Dios e da santa yglesia de Roma obpo de Lugo de consitimento de don Juº Rºl arcediano de tiracastela qe a esta e presente coutorgante entendendo qe e servicio de deus e por façer ben o mercede a bos gonzalbo yans prior do espital da Yglesia de santa mª de çebreiro co dicto espital e para mantemento dos pobres qe ao dicto espital vieren e por qe ese dicto espital Conpre as obras de misiricordia e de pieadade anexamos e açuntamos e unimos A vos o dicto prior cabo os sucesores co dicto espital por senpre toda Yglesia Concura de santo estevo de liñares e da mitade concura de toda yglesia de san martino de çenfoga e na qual dictas Yglesias de san martino vosoutros habedes a outra mitade sin cura casquas dictas Ygesias...”
En 1403, concretamente el 28 de diciembre el Abad de Aurillac nombra Prior del Cebreiro a Fray Gonzalo López, por estar vacante dicho priorato dado que su antecesor fray Gonzalo Juan lo habían nombrado abad para la abadía de Samos.
Es en 1420, cuando el rey Juan II, confirma todos los privilegios que con anterioridad había dado su Padre Enrique III y su abuelo Juan I, ello según recoge el Padre Yepes en su obra Crónica General de la Orden de San Benito. Que según recoge don Elías citando al Padre Yepes dice: “...y así fue muy gran providencia de los reyes de España poner en aquella alta cumbre un hospital para socorrer y regalar a los peregrinos pobres, y aun a los ricos, que cuando acaban de subir aquella empinada cuesta llegan jadeando y reventado...”, y continua diciendo el Padre Yepes: “...todos los vasallos de la casa son de los más libertados que hay en España, y para que puedan servir al Hospital y no desamparen las viviendas de aquel sitio tan áspero están exentos de todo tributo y pecho, y lo que es más aún, de las alcabalas, privilegios que pocos vasallos del rey los gozan...”.
El rey Fernando II recibe el Hospital bajo su auspicio, como los anteriores conceden nuevas mercedes a la casa y sus vasallos, en especial, que las caballerías del servicio para el monasterio hospital puedan andar libremente por sus reinos; concesiones éstas muy frecuentes por otros monarcas, de hecho, desde Alfonso VI (1071-1109) a Carlos II (1676-1700) prácticamente no se halla ningún monarca que no haya dado o confirmado algún privilegio u otro tipo de documento al hospital convento del Cebreiro.
A su vez el padre Yepes deja constancia que los documentos más antiguos que halló de la Casa del Cebreiro, databan de tiempos del Papa Urbano II (1088-1099) y de su sucesor Inocencio III (1198-1216), reseñando que dicho priorato y sus anejos gozaron del amparo pontificio.
Durante cierto tiempo los abades de Espinareda son a su vez administradores del Priorato y Hospital de Santa María la Real del Cebreiro, hasta que en 1486 los Reyes Católicos visitan estas tierras, siendo el último abad administrador don Francisco de Noya, que a su vez era obispo de Cephalu y Granada, Ayo de los RR.CC. y del Consejo de sus Majestades, citado en la bula a favor del Cebreiro expedida el 26 de agosto de 1487 por el Papa Inocencio VIII; dicho documento libera al priorato de la Encomienda del Abad de Espinareda.
Las encomiendas no eran la mejor solución para el buen funcionamiento y administración del Monasterio Hospital Mesón do Cebreiro, a ello debemos sumar un incendio que redujo prácticamente a cenizas toda la casa hacía mediados del siglo XV, del voraz incendio llega a lamentarse el Papa Pío II, dando en Mantua una bula que lleva fecha del 16 de junio de 1459, en la misma otorga indulgencias durante siete años a todos los penitentes y confesos que en ciertas festividades del año visiten el Hospital de pobres de Santa María del Cebreiro y contribuyan a su restauración. A su vez Juan, Presbítero y Cardenal de Transtevere, concede una ayuda anual de veinte florines de oro de cámara que sobre los frutos de dicho hospital percibía por un quinquenio, renunciado a dicha pensión.
Es posible que sea el anterior incendio el que aparece reflejado en la presentación al curato de San Estebán de Liñares llevado a cabo en los primeros días del mes de mayo de 1625, siendo opositor al curato Sebastián López Rivera, hijo de Juan López de Busnullán y de Catalina de Rivera, clérigo de menores y vecino de Busnullán; en la quinta pregunta textualmente dice: “...si saben que despues del titulado Fernando de Castelo a la Presentación del Prior y Convento que entonces era del dho Monasterio puede aver noventa años poco más o menos que la Casa del dho Monasterio se quemó y ardio el Archivo della y todos los papeles del monasterio y el titulo del sobredicho Fernando de Castelo y más antecesores si les abran heho la presentacion de dicho convento y las presentaciones del y otros clerigos...” los testigos, entre, otras cosas dicen “...a la quinta pregunta del dicho ynterrogatorio dize dho testigo que desde el tiempo que lleva dicho en la preguntas antecedentes desta que oyo decir por notorio el dho Fernando Castelo se a titulo que dicho beneficio de san Esteban de linares a la dicha presentacion ynsolidum del dho prior y conbento de nuestra señora del cebrero eso mismo; oyo decir que la casa del dho monasterio se quemara y ardiera todo el archibo della y los papeles del dicho monasterio con el titulo que abiya echo del dcho beneficio al dicho fernando de castelo y a los demas sus antecesores a la presentación del y otros mas pepeles tocantes al dho beneficio y otros mas beneficios que heran de presenteción del dho monasterio y su acienda si quedar papel ninguno todo lo cual el testigo ansi oyo decir por cosa comun y sabida en la dicha tierra del cebrero y su contorno desde tienpos de su acordanza a esta parte= ansi es publico y notorio y dello la comun openion han si por las dhas causas es cierto ser a ynpusible que se allen y parezcan los tales titulos echos al sobredicho Fernando de Castelo y sus antecesores a la dha Presentacion Ynsolidum del dho prior y conbento del cebrero y esto responde a la pregunta...
Por desgracia no debió de ser esta la última vez que se quemó la Casa Priorato del Cebreiro, dado que el libro Tumbo de las Actas de los Capítulos Generales de Valladolid figura el 12 de mayo de 1641 una nota que dice “...el Priorato del Cebrero se quemó a fundamentis todo...”.
No se librarían ni los monjes ni los vasallos del Hospital Convento de las turbulentas políticas entre los Reyes Católicos y algunos nobles gallegos. Entre los que están los condes don Pedro Alvarez Osorio y don Rodrigo Enríquez Osorio, que mantuvieron con Sus Majestades, derivado de ello el 11 de octubre de 1483, el protonotario Maestre Francisco de Noya, -que los reyes católicos citan como nuestro capellán-, denuncia ante sus majestades que el conde don Rodrigo Enríquez Osorio, que era miembro del consejo real, le había tomado y llevado las alcabalas de las cosas que había y hay de las rentas del portazgo del Cebreiro, e hizo ciertas fuerzas y presiones sobre ello; viéndose entonces los monarcas obligados a dar un seguro a favor del referido protonotario. No obstante el constante acoso del conde hacía los intereses de la comunidad, obligó a ponerlo “...so nuestro anparo, segund que mas largamente en la dicha nuestra casta se contiene..” añadiendo que dicho conde no quiso cumplir el mandato real, tomando tres miedros de vino, poco más o menos, que correspondían a rentas del portazgo, que por él o sus hombre tenía ocupado. Decidiendo los reyes comisionar a don Fernando de Acuña, gobernador en Galicia, para resolver tan espinosa cuestión.
En mas de una ocasión llega a peligrar la misma vida de los monjes y no digamos la de los vasallos, siendo necesario expedir el 13 de octubre de 1483 un seguro personal a favor del clérigo de misa Juan Tejón, capellán de Sta. María la Real del Cebreiro; ordenando los reyes “...por el protonotario Maestro Francisco de Noya, nuestro secretario et del nuestro consejo...” recibe de los RR.CC. carta de seguro de sus compitidores y de otros caballeros, con sus hombres y criados por que él “...se teme et reçela de los conpitidores del dicho protonotario er de todos aquellos que los ha de faboreser et ayudar et han de fazer por ellos et por su mandado, que entiende nonbrar por sus nonbres, et non dedydamente le faran algund mal et danno, a el et a sus criados et familyares et a otras personas que por el han de fezer, que asy mismo entiende nonbrar por sus nonbres et a sus vienes et façiendas, en lo qual asy ovese de pasar, diz que el resçeberia muy grande agrabyo et dapno...”.
-Me refería antes a la necesidad de proteger a los vasallos,- y así ocurrió el 18 de octubre de 1483 fecha en la que es expedida en la ciudad leonesa de Ponferrada un seguro a los concejos y hombres buenos de la feligresía de Hospital de la Condesa, vasallos del monasterio del Cebreiro, que se sentían amenazados por el señor de la fortaleza y jurisdicción de Torés don Pedro Bolaño y otros caballeros: “...odio et mal querenía que con ellos an et tyenen Pedro Bolanno et otros caballeros et personas...”. No solamente los monarcas se vieron obligados a librar seguros a favor de los vasallos de éstos pueblos, incluso en su viaje aportaron ayudas, en folio veintiocho vuelto de El Limosnero quedó reflejada ésta nota: “...di a Marina Alonso e a su marido Juan de Hierro, vezinos del ospital de la condesa, que les derrocaron unas casas sin razón e Su Alteza las mandó cumplir de justiçia y mandóles dar más en limosna, mil maravedís...”.
También en 15 de noviembre de 1488, es expedida una carta seguro a favor de los vasallos y familiares del monasterio hospital de Santa María del Cebreiro. Los monarcas, emplazan a las justicias y de un modo especial a Álvaro de Valderes, entonces alcaide de la fortaleza de Torés, que es en el dicho reino de Galicia, porque los vasallos y familiares del monasterio y hospital de Santa María del Cebreiro reciben daños y males en sus personas y bienes de Álvaro de Valcárcel y de otros caballeros y personas que ante vos las dichas mis justicias entienden nombrar y declarar, por lo que se otorga al citado hospital y monasterio carta de seguro.
No cabe duda que fueron estos parajes lugar codiciado por varios caballeros que pretendieron asurpar tierras y vasallos de la serranía cebreirense, haciendo necesario la expedición de nuevos documentos protectores. Así el 23 de octubre de 1486, estando los Reyes Católicos en los Palacios de Valduerna, emplazan al licenciado Sebastián de Balboa “...nuestro alcalde mayor de la provinçia del Vyerso con la villa de Ponferrada...” para que resuelva la reclamación de Álvaro González (o Gómez) de Santalla, ya que él y sus antecesores “...tovieron por suyos e como suyos çiertos lugares et vasallos en la syerra de Sebrero, et dis que de tres anno a esta parte...” Nuño Martínez de Valcárcel, por fuerza y contra su voluntad los tomo y tiene tomando, llevando sus frutos y rentas sin que para ello tuviese derecho alguno.
Durante la ya larga historia del prerromano poblado, de prerrománica iglesia los mejores protectores del Cebreiro fueron los Reyes Católicos, huéspedes del Convento, Hospital y Priorato, el cual visitaron el dieciséis de octubre de 1486, ya de vuelta hacia Castilla, donde firmaron un emplazamiento a petición de Gómez de la Plaza, clérigo capellán de la iglesia de Santa Marina de Sarria, contra Gonzalo Pérez, mayordomo del conde de Lemos, que le quitó los frutos y rentas de la dicha su capellanía, a dejar libres esos bienes, bajo la pena de treinta mil maravedíes.
Sabemos que desde el día 29 de agosto al 7 de octubre los RR.CC, estaban en Ponferrada, donde expiden documentos, entre ellos una carta mandada al Consejo de Sevilla y el 15 de septiembre ya habían llegado a Santiago de Compostela, estando en la ciudad del Apóstol desde el 15 de septiembre al 6 de octubre, donde nuevamente rubrican más documentos y del 23 al 28 de octubre ya se hallaban en Benavente.
Supuestamente por aquellas fechas de 1480, el poblado del Cebreiro, mejor dicho el Convento, Hospital Mesón estuviese en un estado deplorable, e incluso con una pésima administración; las mismas aldeas apenas hubieran evolucionado nada, la propiedad privada de cada vecino, casi, se podía decir que eran irrisorias, o no tenían ninguna y las viviendas semejarían más las pallozas de un castro Celta que ya las casas de campesinos del siglo XV, no debemos de olvidar que al realizarse en 1753 la Real y Única Contribución, catastro mas conocido por Catastro de Ensenada, en las actas de los libros Real de Legos o Seglares al citar las viviendas en la serranía cebreirense prácticamente figuran todas las viviendas de planta baja y cubiertas de paja, las llamadas “casa pajaza” dicha techumbre se imponía por toda la zona, desde el poblado leones de Perexe a Vilar y Castiñeiro en Triacastela, lo mismo que por las aldeas situadas en las zonas más montañosas de O Courel, Samos, Navia de Suarna, Cervantes, As Nogais, donde la misma casa de Chancia en 1835 estaba parcialmente cubierta de losa y paja y lo mismo, que en su mayoría las del actual municipio de Pedrafita do Cebreiro. A ello había que sumar el afán de usurpación por parte de algunos señores con cercanas jurisdicciones y cotos, como lo eran don Pedro Bolaño, Señor de Torés, Nuño Martínez de Valcarce, Pedro Álvarez Osorio y Rodrigo Enríquez Osorio, para todos ellos el priorato y jurisdicción civil y criminal del Cebreiro les resultaba muy apetecible y con ello poder controlar el creciente flujo de romeros que iban o venían de Santiago; sobre el particular véase el siguiente ejemplo “...Carta del rey don Juan el que manda a Pero Hernández de Bolaños y a Rodrigo García Balcarce que dejen al Hospital, Prior y Monges del Cebrero el coto del Cebrero y de Perexe que le tenían en encomienda, y que les pagasen los daños que de esto se les habían seguido, después que se hizo la ley en Soria de que ninguno tomo en Encomienda de Vasallos...”.
De alguna forma los Reyes Católicos se convierten en protectores del Hospital del Cebreiro, así toman la decisión de comisionar a don Íñigo López de Mendoza, a la sazón conde de Tendilla y embajador en Roma, con el objeto de obtener del Papa Inocencio VIII la bula que permitiese desmembrar el Priorato del Cebreiro de la Congregación Benedictina de San Giraldo de Orleans, en Francia, es decir de la casa de Aurillac y con ello poder ser administrado por frailes benedictinos españoles. Dicha bula fue concedida por el Santo Padre el 28 de agosto 1487, mediante la misma son comisionados los prelados de Avila y León para inspeccionar y llevar a cabo la desmembración. Por otro lado el 10 de octubre de 1488, estando los monarcas en la ciudad castellana de Valladolid, firman otra Real Cédula de Provisión, a favor del Prior y Casa del Cebreiro, señalando que los vecinos de la parroquia no sean obligados a pagar ningún maravedí a la Hermandad de Galicia, dado que por antiguos privilegios dichos vasallos estaban libres de las tasas; no han tardado un mes en volver expedir una carta de seguro a favor de los vecinos y familiares del cenobio, debido a que los citados señores jurisdiccionales del entorno seguían con el propósito de llevar a cabo sus intenciones de usurpación. Los monarcas siguen preocupándose por los romeros y también por la ínfima red que había de mesones y hospitales, no olvidan estas tierras y de nuevo acuden al Papa Alejandro VI para solicitar la anexión del monasterio de San Vicente del Pino, en Monforte y del Priorato de San Pedro de Valverde, cercano a Monforte, al Priorato del Cebreiro, para a su vez anexionarlo a la abadía benedictina de Valladolid; accediendo el Santo Padre mediante bula expedida en Roma el 18 de junio de 1496, en la que según recoge don Elías Valiña Sampedro, de una copia simple existente en el Archivo Histórico Nacional anota: “... siti in itinere que maior pars peregrinorum visitantium Ecclesiam Sancti Jacobi in Compostella annis singulis preficiscatur. Et in auris Ecclesie Eucharistie Sacramentum sub specie vini in verum sanguinem Christi Redentoris nostri, dudum miraculose conuersum honorifice conseruatur....
El día veintiocho de octubre de 1497, la Corona ordenan que atendiendo a una reclamación del monasterio de San Benito el Real de Valladolid se haga cumplir el privilegio y exención otorgado por el “...sennor rey don Enrique, nuestro abuelo al monasterio et ospital de Santa María de Zebreyro que dis que faze francos a todos los labradores que biven et moran en el coto del dicho monasterio et ospital, para que no pagasen ni pechasen pecho ni alcavala ni otra cosa alguna por razon del dicho monasterio et ospital, por los serviçios que de los dichos labradores resçibian et reçiben todos los pobres que de continuo estan, que se acogen en el dicho ospital porque dis que les dan pan et vino et todas las otrs cosas que sea menester...” “...el qual dicho privillejo dis que fue corfirmado por el /senor/ rey don Juan, nuestro padre...”.
La labor de los Reyes Católicos en favorecer la casa matriz, llamada Gran Congregación de San Benito el Real de Valladolid, favorece a los monjes y priores del Cebreiro, incluso los priores son tenidos por personas de confianza y frailes bien preparados tanto en lo terrenal y en lo espiritual, ejerciendo de visitadores en varios cenobios de Galicia; comisionados para enderezar conductas poco honestas o licenciosas de varios abades y abadesas, ejemplo. La causa incoada en 1498 con el abad de Monforte por causa de vida poco dogmática; otro tanto de lo mismo le pasó en 1488 a la abadesa del monasterio de Lobios, que en nada tenía una conducta de santidad y honestidad. Por indicación real el Prior del Cebreiro Fray Bernardino de la Torre, junto con el abad de Valladolid, Fray Pedro de Nájera, acometen la tan ansiada reforma de todos los monasterios, que pasarían luego a formar la Gran Congregación de Valladolid.
En otro documento expedido el día dos de agosto de 1489, en la ciudad de Bazán, en lo sustancial dice: que Arias Moreira, vecino de Santa María del Cebreiro, denunció ante los Reyes Católicos que desde hace doce años, poco más o menos, que él y otros hombres “...por mandado de Mendo de Ribera, merino que hera de los vasallos de esta merindade de Zebrero por el Conde de Lemos, el Viejo, el qual tenia los dichos vasallos, et los mandava et apremiava como a sus solariegos, et le truxeron preso a Arias Palaçios vecino de Hoçan? Ya difunto, et ge lo entregaron, el qual diz que le rescato por dose mill marevedis. Et que puede aver tres annos que los fijos del dicho Arias de Palaçios pidieron al dicho Mendo los dicos maravedis por justiçia et que les volvio mill et quinientos maravedis...” entregando Arias Moreira sin ser pedido ni demandado ante ningún alcalde ni juez por tal alcaide de Torés, hizo entrega de ciertos bueyes y vacas suyas por precio de cuatro mil quinientos maravedis, más otros setecientos de costas; a causa de lo cual estaba muy perdido, solicitando a los monarcas que sé determinarse sobre la ejecución de sus bienes, ello, por ser hombre pobre.
A la vista de las documentaciones custodiadas en los Archivo Histórico Nacional y Archivo General de Simancas, creo, sin lugar a dudas que tanto don Fernando II de Aragón y doña Isabel I de Castilla conjuntamente o bien por separado han sido con mucho los mejores protectores del Hospital Monasterio Mesón del Cebreiro; desde el principio de su reinado, entre los muchos asuntos que tuvieron que resolver, unos cuantos que estaban relacionados con el priorato del Cebreiro.
El veinticuatro de diciembre de 1494, hallándose los monarcas en Madrid, nuevamente reciben otra queja relacionado el hospital de Cebreiro, en este caso quien hacia la queja era del bachiller Arias de Linares, nuestro capellán en la que expone que el “...ospital de la yglesia de Santa Maria de Zebrero no esta byen servido en lo espirtual ni en lo tenporal, et que los romeros que en el avian de aver abrigo no son byen acogidos et se mueren de fanbre (sic) et frio, y declaran nombrar alguna buena persona para que lo regise et administrase et toviese cargo de la dicha yglesia et ospital, mandado quitar Alonso d´Estadillo que agora tiene cargo del porque las rentas del dicho ospital no se gastan en aquellas cosas para que fueron dotadas y apoderando al citado bachiller rogando ynventario por ante escribano de todas las rentas et byenes quel dicho ospital tiene, además de que tengades cargo del dicho ospital et recojades et reparedes en el los pobres et vyandantes et cobredes et recabdedes las rentas et limosnas del, et las gastedes et distribuayades en aquello para que fueron dotadas, et dadas, et se diren, et en las otras cosas que para serviçio de Dios nuestro Señor sean neçesarias, así como averiguando las cuentas y gestión de su predecesor...”.
López Pombo, Luis
López Pombo, Luis


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