La Xunta de Galicia acaba de anunciar que en Lugo van a enajenar los locales que poseen en el céntrico barrio de la Tinería. Los pondrán en alquiler por un precio simbólico (los hay desde poco más de 700 euros anuales) o en venta por cifras que están muy por debajo de las de mercado.
Esto, que debería ser una buena noticia, no necesariamente lo es. Que existan locales a buen precio en en casco histórico suena bien, por supuesto, pero si no hay una cláusula que obligue a los arrendadores o incluso a los compradores a ejercer una actividad empresarial en ellos corremos el riesgo de que se adquieran para almacenes o bodegas, es decir, para cuestiones que no van a traer vida a un barrio que necesita movimiento de ese tipo. Además si no se limitan las actividades que se pueden desarrollar nada impide que salga barato montar un nuevo lupanar.
Estas cosas ya han pasado. Asociaciones y particulares que han comprado o alquilado locales que tienen cerrados a cal y canto pueden haber solucionado su problema particular de dónde meter materiales o género, y es lícito y lógico por su parte, pero poco ayuda eso al barrio de la Tinería y es absurdo que la administración consienta y avale esas prácticas.
La Xunta erró el camino en la Tinería. No deberían haber comprado tantas casas y haberse metido a constructores, promotores e inmobiliaria, que no es su función. Lo suyo habría sido una línea fuerte de subvenciones para que los propietarios las arreglasen y que el Ayuntamiento colaborase haciendo cumplir las normas urbanísticas que teóricamente impiden la ruina de inmuebles. No está pasando ni en la Tinería ni en otros muchos puntos de la ciudad, donde nuestro gobierno local es cómplice de la dejadez y el abandono, que es más sangrante aún cuando quien lo protagoniza es otra administración.
La Tinería necesita menos titulares y más trabajo de verdad, menos anuncios y más acción , menos pimpampúm político y más voluntad de mejora. No hay muchos visos de algo así.
